Este procedimiento ha sido muy utilizado desde el siglo XVIII hasta hoy en día en pop y rock y depende del carácter y el ritmo puede sonar suave, tipo baladas o dar un toque "clásico" o para una canción 'hardcore'.
Por último, no es necesario que recorras el ciclo completo de siete acordes, puedes hacer sólo una parte (los tres últimos, por ejemplo, es muy común) o alterar alguno de los acordes de manera que puedas modular a otro tono.